La Cetrería es el arte cinegético tradicional de cuidar y entrenar aves rapaces para cazar presas silvestres en su medio natural. Esta práctica ancestral que cuenta con más de 5.000 años de historia, es el primer Bien de Interés Cultural reconocido en todas y cada una de las comunidades autónomas de España y ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (16 Noviembre del 2010).
Esta modalidad cinegética se practica en más de 70 países y no entiende de raza ni de religión: cuando el ave está en el cielo, el cetrero, sea del país que sea, está en perfecta simbiosis con su ave. La Cetrería es así un ejemplo de aprovechamiento sostenible, es la alianza hombre-ave.
En sus inicios fue considerada el primer deporte practicado por el hombre. Los caballeros eran “obligados” a practicar la cetrería, pues esto les aportaba una buena condición física y mental, les enseñaba a saber interpretar los mapas y terrenos por donde volaban sus aves y se hacían mejores jinetes, lo cual les beneficiaba en posteriores batallas.
Ser cetrero es sin embargo tan sumamente “sacrificado” que el número de practicantes se regula por sí mismo hasta el punto de considerarse una “esclavitud consentida”. Los cetreros viven por y para sus aves. Actualmente todas las aves utilizadas para la cetrería provienen de centros autorizados de cría en cautividad. Estos centros han aportado mucho a la recuperación de especies como el halcón peregrino o el águila imperial y han sido precisamente los cetreros quienes más han velado por la conservación de estas especies.
La Cetrería está totalmente regulada por las comunidades autónomas, y para poder practicarla se requiere una serie de requisitos indispensables por el bien del ave y del cetrero.
- Pertenecer a una asociación cetrera, la cual guiará y ayudará al aspirante a ser un futuro cetreros.
- Disponer de licencia de caza.
- Pasar un examen cetrero el cual capacita para atender a las aves.
- Disponer de toda la documentación de cría en cautividad del ave.
Ciertos grupos animalistas, no dudan en criticar la práctica de cetrería como una forma de maltrato al ave, mintiendo y manipulando datos. Por ejemplo, se llega a afirmar que las aves son capturadas en estado salvaje, algo que desde la época de Félix Rodríguez de la Fuente no se realiza. De hecho, España cuenta con grandes centros de cría en cautividad y la Ley no permite la captura de aves silvestres. Igualmente, se acusa en falso a cetreros de maltratar las aves, acusación sin fundamento ya que un cetrero vive por y para su ave.
Otra de exhibiciones de ignorancia de estos grupos animalistas es afirmar que el ave de presa está famélica, pues de lo contrario no obedecería las órdenes del cetrero. Las aves de presa en cetrería, como los galgos u otros animales usados en la caza, tienen que estar al 100% para conseguir su objetivo, ¿acaso un animal muerto de hambre y en pésimas condiciones físicas, podría ser capaz de alcanzar y abatir una liebre o una perdiz? Las aves de cetrería son atletas y son cuidadas y entrenadas como tales.
Los beneficios que aporta a nuestra sociedad este arte milenario son muchos. Por ejemplo, es un medio efectivo para controlar plagas en aeropuertos, no existiendo a día de hoy otro método que surta el mismo efecto que nuestras queridas aves de presa. Fue el maestro Félix Rodríguez de la Fuente quien introdujo halcones en el aeropuerto de Madrid, en la ya famosa conocida operación Baharí. Fue en el año 1968 cuando el ejército americano le pidió ayuda para proteger sus cazas de combate, los cuales sufrían constantes choques con aves mientras despegaban y aterrizaban. Fue entonces cuando el gran naturalista burgalés introdujo sus halcones para espantar estas aves silvestres y fue tal el éxito, que inmediatamente se puso en marcha en el aeropuerto de Barajas.
Desde entonces, los cetreros han contribuido y siguen contribuyendo en la conservación de aves en peligro, protegiendo sus espacios de cría y caza. Las aves rapaces cada día aportan más beneficios a la sociedad actual. Por ejemplo, desde hace años se ha incorporado al universo terapéutico de los animales exóticos a las aves de presa, bien sean éstas diurnas o nocturnas. Ello fue debido al descubrimiento, casi por casualidad, de que en ocasiones una mascota canina no produce el efecto deseado en el enfermo debido a su proximidad cultural. Esto es, la excitación o curiosidad ante una especie muy conocida era en ocasiones mínima. Se probó a variar estos parámetros usando animales diferentes como los de granja (por ejemplo cabras enanas) y, accidentalmente, se descubrió el hecho de que las aves nobles empleadas en cetrería producen unos efectos mucho mayores que el perro, y sin tener que movilizar toda la estructura logística que implican caballos o delfines. Las rapaces, van a donde el enfermo esté y no al revés. Esta economía de medios, sumada al hecho del gran interés que búhos y halcones despiertan en los pacientes, está haciendo que esta novedosa terapia de asistencia esté ya siendo demandada por varios centros hospitalarios de todo el mundo, siendo España una vez más, pionera en este campo.
Desde ANATUR, defendemos este arte milenario tan beneficioso y necesario para nuestra sociedad. Velaremos por los intereses del pequeño pero imprescindible colectivo cetrero.
Juan Francisco Martínez